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miércoles, 27 de abril de 2011

"La Bohéme" acto Final

Pasado un tiempo, nos encontramos en la buhardilla del 1º acto donde Rodolfo y Marcello trabajan...o intentar trabajar porque el pensamiento melancólico acerca de Mimì y Musetta es tan intenso que les impide concentrarse (“O Mimì tu più non torni”) .

En éstas, llegan Colline y Schaunard, y la melancolía da paso a una situación distendida que recuerda a esas escenas previas a la llegada de Mimì con la vela en el acto 1º y que se interrumpe con la llegada de Musetta alarmada (“C’è Mimì che mi segue e sta male”).Una vez solos, Rodolfo y Mimì inician una conversación en el que felicidad del reencuentro se ve enturbiada por la enfermedad de Mimì. En este momento, el oyente se siente trasladado a ese primer acto cuando Mimì evoca el primer encuentro, la vela apagada, la llave perdida...hasta que un ataque de tos nos devuelve a la triste realidad.

La llegada de Musetta con un manguito para que las manos de Mimì se calienten es el inicio del fin. Con las manos metidas en el manguito dice las últimas palabras...y muere. Mientras que Musetta reza porque Mimì siga viva, Schaunard, que está pendiente de Mimì, le comenta a Marcello que ha muerto.Rodolfo, que no sabe aún del final de su amada, observa las caras...”ese ir y venir” de sus amigos hasta que Marcello acude a abrazarlo con cara compungida. Rodolfo, desesperado, acude hasta el camastro donde yace Mimì con gritos de dolor (Mimì...Mimì...Mimì...)


De este modo termina “La Bohéme” espero les haya gustado y hayan llorado tanto como yo en el final.

miércoles, 20 de abril de 2011

"La Bohéme" tercer acto

Tras un tiempo juntos, llega el momento de la desesperación para Rodolfo y Mimì. Mimì acude a una taberna donde se hospedan Musetta y Marcello, a las afueras de París, para hablar con el pintor y comentarle la situación por la que pasa la relación . Su preocupación está en que siente que Rodolfo la huye y “se destruye por los celos” y que su carácter se ha agriado hasta el punto de gritarle a cada instante que “ya no es para ella, que se busque otro amante”.

Marcello le habla de que su relación con Musetta es diferente porque ambos viven en libertad (y que luego se demuestra que no es así) y le dice que lo despertará para hablar con él. Una vez que se encuentran ambos amigos, Rodolfo le dice que ha dejado de querer (“Marcello, finalmente! Qui niun ci sente. Io voglio separarmi da Mimì”) a Mimì y Marcello le acaba preguntando si es celoso a lo cual, Rodolfo lo admite pero de forma muy poco sincera.


Al final, acaba reconociendo su verdadera pena: Mimì está muy enferma y siente que él es el culpable del mal que la mata (... me, cagion del fatale male que l’uccide”) y preocupado porque sabe que el amor no basta para salvarla. Mimì, que estaba escuchando las frases de Rodolfo, sale del escondite para reunirse con él y ambos inician un dúo en el que, primeramente Mimì se despide (“Donde lieta uscí al tuo grido d’amore”) de Rodolfo para luego acabar juntos cantando ese final “Ci lascerem alla stagion dei fior” incapaces, de separarse en un momento tan duro (ya deja entrever ese cuarto acto)



Así termina el tercer acto y les recomiendo buscar pañuelos desechables para la próxima entrega y último acto de ¡La Bohéme”

miércoles, 13 de abril de 2011

"La Bohéme" segundo acto

Continuando con esta triste historia de amor, aquí les dejo el segundo acto de “La Bohéme” aunque con otros cantantes y escena, espero les guste.

Víspera de navidad; la muchedumbre deambula ruidosamente en medio de los gritos de los vendedores. Los cuatro amigos hacen compras. Rodolfo regala a Mimí un pequeño sombrero rosa. Se reúnen en el Café Momus. Rodolfo presenta a Mimí. Se pide la cena. La conversación es animada. De repente, Marcello se calla: “ ¡Essa!”. Una mujer muy guapa acaba de aparecer; es Musetta, coqueta, cogida del brazo de su nuevo amante Alcindoro. Mira hacia la derecha, hacia la izquierda, en busca de alguien. Percibiendo la mesa de los cinco amigos, le dice a su amante, que se sienten en la mesa de al lado que acaban de dejar unos burgueses incomodados por un vecindario demasiado exuberante.



Alcindoro protesta pero obedece. Musetta hablando en voz baja trata de llamar la atención de su antiguo amante. Se quita a su amante de encima pretextando un dolor de pies y mandándole buscar un par de zapatos al zapatero de al lado.

Mirando la cuenta, los cuatro amigos, consternados, comprueban que ya no tienen dinero. Musetta pide al camarero que añada esa cuenta a la de Alcindoro. Aprovechando la confusión creada por los mirones que se agolpan para ver el desfile militar, Marcello y Colline alzan a Musetta, incapaz de andar descalza y todos juntos se pierden en la muchedumbre. A su regreso al Café, Alcindoro con su par de zapatos, viendo la cuenta y la ausencia de Musetta se derrumba estupefacto y pálido sobre una silla.


La próxima semana el tercer acto de esta hermosa Ópera